lunes, noviembre 14, 2005

La financiación es el motor de los obispos

La manifestación multitudinaria del sábado en Madrid contra la LOE fue convocada por padres, PP y obispos. Esa triple fuente de convocantes no debiera sorprender ni ser causa de deslegitimación. Cada uno de ellos posee su motivación y su legitimidad, aunque son bien distintas y dispares y, en algún caso, incluso tan contradictorias entre sí que bien podríamos decir que alguien se manifestó contra sí mismo. Veamos.

La Confederación Católica de Padres de Alumnos (CONCAPA) y otras similares se manifestaron contra el proyecto de la nueva Ley Orgánica de Educación por discrepancias concretas con la misma: consideran que la ley “rompe” los contenidos comunes; que es blanda con los alumnos que suspenden; que ataca la libertad paterna de elegir centro de enseñanza; que concede a la administración potestad para establecer las condiciones de admisión de los alumnos; que no es necesaria la asignatura de Educación para la Ciudadanía; que no garantiza la asignatura evaluable de Religión; y que hay que incrementar las ayudas económicas a los centros concertados. Bien, es una oposición legítima a puntos concretos de un proyecto de ley. En tanto que representantes de una parte de los afectados por la ley pueden y deben realizar presión social para intentar alcanzar sus objetivos. Hacen bien en manifestarse y lo harán en reunirse con el presidente Zapatero y seguir presionando.

El PP también convocó a la manifestación y tiene perfecta legitimidad para hacerlo. Desde su óptica política, debe oponerse a cualquier acción del Gobierno. El tiempo dirá si esa oposición frontal y rotunda a cualquier acción le resulta beneficiosa o no. De momento parece que sí, pero la política es un arte de equilibrios y no una ruleta de casino: jugárselo todo al negro y par puede suponer una fortuna, pero también un descalabro. El PP ha descubierto la calle y hay que darle la bienvenida a ese tipo de actuación. Se ha manifestado contra los matrimonios homosexuales, contra una hipotética futura negociación con ETA en busca de la paz, y ahora contra el fracaso escolar. Tiene derecho a hacerlo y a hacerlo cien mil veces más. El PP sabrá si convertirse en el “partido del No” le resulta rentable y es prudente. Pero debe cuidar las contradicciones. Se manifestó el sábado contra el “fracaso escolar” (Informe Pisa 2000 y 2003), pero no se percató que el propio PP es parte del problema. Les pondré un ejemplo: mi hijo de 20 años está en tercer curso universitario. Ha estudiado 8 años bajo leyes socialistas y otros 8 bajo leyes populares. El resultado de su formación educativa es fruto de criterios emanados por el PSOE y el PP a partes exactamente iguales. ¿A quien debo atribuir, pues, dicho resultado? En mi caso debo hablar de “éxito escolar” y no de fracaso, tras 16 años de formación iniciada en colegios públicos y privados en Catalunya y Madrid. Pero, ¿a quién agradecer este éxito? Supongo que a PSOE y a PP al 50 %. Luego, ¿qué pretendían Esperanza Aguirre y Pilar del Castillo, ministras de Educación con el PP, protestando en la manifestación? ¿Protestaban contra sí mismas? Ellas también son parte del problema, parte del fracaso (o del éxito, según los casos), y parte esencial. Luego, ¿contra quién se manifestaban? Cuando coreaban “Cero para Zapatero”, ¿no estaban diciendo también Cero para Rajoy, Cero para Esperanza y Cero para Del Castillo? ¿O es que el llamado “fracaso escolar” de toda una generación sólo es atribuible a unos? Que yo sepa, el Informe Pisa 2000, especialmente centrado en lectura, resultó algo mejor que el Pisa 2003 sobre matemáticas. Podríamos coincidir que en el análisis del informe del año 2000 tendría mayor incidencia la política educativa aplicada por el PSOE hasta 1996 que la del PP, que se vería más reflejada en el informe de 2003. Si es así, ¿Mariano Rajoy, Esperanza Aguirre y Pilar del Castillo y todo el PP se manifestaron contra sí mismos?

Los obispos fueron los terceros convocantes de la manifestación. Como el PP, la Conferencia Episcopal ha descubierto la calle, lo que también debe alegrarnos, aunque no se la vea cuando la motivación de la protesta sea la pobreza, el hambre en el mundo, las desigualdades, la integración racial, la violencia de género o las guerras injustas e ilegales. Diré de inmediato que su presencia me parece igualmente legítima, pero también que su motivación está muy alejada de las dos anteriores. En este caso, los obispos han aplicado el principio futbolístico de que “la mejor defensa es un buen ataque”. Los obispos saben bien que la financiación actual de la Iglesia Católica podría incurrir en flagrante inconstitucionalidad como ha venido recordando la Comisión Europea desde 1989. Desde 1988, con gobierno socialista de Felipe González, el Estado sobrefinancia a la Iglesia Católica. No la financian por entero sus fieles, sino el Estado, que complementa con recursos públicos lo que no le aportan sus devotos. En el pasado ejercicio fueron 33 millones de euros y son centenares en la última década. Esta acción de gobierno es una acción inconstitucional a la que muchos votantes del PSOE desearían poner fin. Partidos que apoyan al actual Gobierno también lo desean y una parte de diputados socialistas lo comparten. Los obispos lo saben y han decidido atacar a cañonazos para prevenir el posible final de esta sobrefinanciación, a la que debemos añadir los citados privilegios fiscales en la exención del pago del IVA o la no menor situación de abuso con los profesores de religión, que paga el Estado pero gestiona la Conferencia Episcopal (gestiona y despide). Tres mil millones por año. Lo que ha movido a los obispos a manifestarse el sábado no han sido sus preocupaciones por la educación (que quizás también, no debo juzgarlo yo), sino la defensa rabiosa de sus privilegios económicos. Atacar y colocar contra las cuerdas a Zapatero para evitar un recorte financiero ineludible. Quizás esta explicación les haga comprender mejor porqué las baterías de la COPE están a la máxima potencia. Simplemente están defendiendo las ventajas económicas de sus propietarios.