miércoles, noviembre 16, 2005

El pragmatismo en el “asunto chino”

El acuerdo comercial firmado entre China y España tiene sus consecuencias socio-políticas. Para España, este trato de “socio estratégico” que le otorga el país asiático supone la apertura oficial de un gigantesco mercado que podrán aprovechar las principales compañías españolas para incrementar sus negocios y sus beneficios. Pero para China equivale a otro pequeño pasito en su “lavado de cara”, unido a los formalizados con Alemania, Reino Unido, Canadá y Francia. El canje es evidente: beneficios económicos a cambio de legitimidad democrática internacional. Política por finanzas.

Pragmatismo se llama esta figura que ambas naciones acaban de emplear, cada cual en beneficio de sus intereses. Las legítimas protestas de algunos ciudadanos chinos en Madrid contra el régimen de Pekín por su maltrato a los derechos humanos han quedado apagadas ante el pragmatismo de todos. Las propias reticencias españolas y europeas ante el régimen comunista chino se han mencionado sólo de soslayo. El pragmatismo ha vencido. Pero, ¿podíamos esperar otra cosa? O mejor dicho, ¿podía hacerse otra cosa?

El apoyo a China es también una invitación a la democratización, aunque con una tibieza que reconcome. Y una advertencia a Estados Unidos, que ya no puede seguir presumiendo de imperio único ni de referente moral ante lo que le está cayendo y frente a un gigante asiático que crece al 9 % anual de forma recurrente. China como amortiguador de Estados Unidos. Europa como inductor de la imprescindible evolución democrática de China. Unas ecuaciones difíciles y complejas en las que el pragmatismo es el único norte.

1 Comments:

Blogger Ant. said...

A mi ya me ha entrado el canguelo por mi puesto de trabajo. Desde la apertura nuestra empresa ha bajado en ñindice de ventas de forma sensible, a pesar de que la calidad no tiene ni punto de comparación.

En 5 años estaremos todos a las órdenes de los chinos.
Al tiempo.

12:31 p. m.  

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