jueves, noviembre 17, 2005

El previsible sondeo negativo del CIS para ZP

No es demasiado difícil predecir que el próximo sondeo del CIS sobre la proyección general de voto dará un vuelco a la situación establecida en el último año y medio y otorgará la victoria al PP con un margen sobre el PSOE que oscilará entre el 1,5 y los 3 puntos de diferencia. Tampoco es difícil prever que, pese a ello, Rodríguez Zapatero recibirá una mejor valoración que Rajoy. El resultado del sondeo realizado a algo menos de media legislatura provocará aspavientos felices entre los populares y rostros tristes en los socialistas, amén de interpretaciones de todos los colores y gustos. Puesto que aún no ha aparecido el previsible sondeo, permítanme realizar un ejercicio que podríamos llamar de “pre-análisis de coyuntura”.

Ni la manifestación contra la LOE, ni la religión, ni los múltiples frentes abiertos en la esfera gubernamental (inmigración, ¿negociaciones con ETA?, relaciones con Estados Unidos, crisis europea, problema del Sáhara) serán citados y computados como responsables de la caída del apoyo al PSOE de Zapatero. La única razón será el proyecto de Estatut. Única causa del fuerte descenso socialista. La componente esencial del cambio en la dirección del voto proyectado no pasará por un reforzamiento del PP, sino por un debilitamiento del PSOE. Votantes del PSOE se habrían cambiado –coyunturalmente, de momento- al PP o a la abstención, en tanto Rajoy no habría perdido a ninguno de sus votantes y habría reforzado su papel como líder del partido, pero con votos prestados de difícil arraigo permanente.

En el Estatut está y estará la clave, pues, del futuro. Y en cómo lean e interpreten los datos del sondeo unos y otros. La lectura superficial es obvia: el PP creerá estar en la buena senda, como dicen los resultados, y puede querer insistir en más de lo mismo. El PSOE puede dejarse llevar por el vértigo del descenso y no contemplar que quizás ya ha tocado su suelo. Porque quizás haya una lectura más honda del futuro sondeo. ¿Qué sucederá si el Estatut es aprobado el próximo año y todo lo que hoy es crispación en torno del texto se convierte en acuerdo aceptable? Eso fue exactamente lo que ocurrió con el Estatut de 1979 y lo que pasó poco más tarde, en una situación nacional muy diferente, cierto, no fue precisamente una debacle socialista. Podría ocurrir que dentro de un año, el Estatut hubiese sido recortado convenientemente, limando las aristas que irritan en el resto de España pero con la suficiente amplitud para ser bien aceptado en Catalunya. Y que apoyado en ese pequeño gran triunfo, Zapatero continuara dictando, en un entorno económico de crecimiento continuado, su “agenda social” (la gran fuerza que posee ante sus votantes) al mismo ritmo que hasta ahora. En ese caso lo que el actual sondeo nos habría indicado serían el suelo de Zapatero y el techo de Rajoy, enrocado en su absoluta soledad.

Es probable que este análisis sólo sea “política ficción”, pero también lo es que ambas formaciones hayan hecho ya predicciones similares. De lo contrario, ¿cómo interpretan las dulces palabras de Maragall hacia Rajoy y Piqué, atrayéndoles a pactar el Estatut, y la no menos dulce petición de pacto educativo de Rajoy a Zapatero?