miércoles, noviembre 23, 2005

Chavez ayuda a los pobres de Estados Unidos

El titular de la noticia parecía una broma, pero ha resultado ser cierta: el presidente venezolano Hugo Chávez, ex-golpista y hombre de verbo fácil, está ayudando a los pobres de Boston y Nueva York financiándoles generosamente la compra de combustible barato. ¡ El gran enemigo de Bush ! Chávez ha empezado a entregar millones de litros de combustible para calefacción con una rebaja sustancial en el precio. Los beneficiarios estadounidenses son 40.000 hogares con bajos recursos económicos, escuelas, guarderías, albergues y hospitales. Pueden leer completa la noticia aquí.

Sin duda, la medida tiene un alto cariz populista por parte de Chávez, pero es un golpe duro en la línea de flotación de Bush y los 'neocons' empeñados en desmantelar el estado y su función social. Nunca antes en la historia de Estados Unidos el abismo económico fue mayor que ahora: sus ricos son cada vez más ricos y sus pobres se incrementan exponencialmente.

lunes, noviembre 21, 2005

La quiebra moral de Estados Unidos

El mundo necesita imperiosamente que Estados Unidos rectifique y vuelva a ser el gran referente moral. El peor balance de la presidencia Bush no reside en sus graves errores políticos, estratégicos o bélicos, sino en la quiebra moral a la que ha llevado a su país. Estados Unidos ha sido el líder moral del mundo, categoría mucho más trascendente que la del indiscutible liderazgo económico o la menos noble figura de guardián militar. Lo fue cuando Europa entera temblaba bajo el nazismo. Lo fue cuando media Europa se ahogaba ante el puño de acero de la dictadura comunista. Lo fue cuando la caída del muro precisaba un nuevo equilibrio universal. Lo fue cuando palestinos e israelíes querían firmar esa paz que nunca llega. En todos esos casos, y en muchos más, apareció la fortaleza moral de Estados Unidos, un país que ha hecho de la libertad y la independencia de los distintos poderes todo un símbolo.

Pero luego llegó Bush hijo y rompió las reglas morales bicentenarias que su país había exportado. Casi no importan sus errores políticos, ni siquiera los estratégicos, como haber desviado el objetivo cuando Bin Laden estaba casi en el saco y dedicar todas sus fuerzas hacia un Sadam que no amenazaba más que a sus compatriotas, como tantos otros dictadores. Lo que importa es la ruina moral que ha implantado en su país y de rebote en el mundo. Se negó, por intereses financieros directos, a firmar el Protocolo de Kioto, con lo que la Tierra seguirá empeorando su salud. Se negó a adherirse al Tribunal Penal Internacional, juez supremo de los desmanes, en base a una superioridad natural de los estadounidenses. Basó sus graves decisiones guerreras en la mentira, la manipulación de los datos y las fuentes, el engaño a la ONU, la falsedad como referencia y cuando se le acabaron los argumentos echó mano del fundamentalismo religioso y, exactamente igual que los ayatolás iraníes o los imanes radicales, predicó que había recibido órdenes directas de Dios para hacer la guerra. Aceptó la tortura y estimuló a sus mastines 'neocons' para superar todas las cotas de inmoralidad conocidas: detención sin pruebas de miles de personas acusadas de terrorismo; torturas de todo tipo en territorios dispares; 'viajes de la muerte' organizados por la CIA; deslocalización de la tortura para evitar dar explicaciones a los jueces americanos; creación de 'gulags' en países títeres... La degradación moral más abyecta, en fin, que se ha visto desde la caída de la dictadura soviética.

El mundo no puede vivir sin la referencia moral de Estados Unidos y menos aún si la China que destroza los derechos humanos pretende sustituirlo, mientras Europa ni se reconoce a sí misma. A Bush aún le queda una responsabilidad que cumplir en este segundo mandato ya totalmente fallido: reconstruir el crédito moral de su país. Para ello debe levantar el veto a la propuesta legislativa que el senador McCain (de su propio partido) quiere aprobar para dejar claro que EE UU no permite la tortura de los presos; debe acabar radical y urgentemente con esa red de prisiones extraterritoriales (Guantánamo, Abu Graihb, Polonia, Tailandia, Egipto...) en las que se tortura; y, por último pero más importante, debe pedir disculpas públicas al mundo entero por la aberración del experimento generalizado de la tortura y proclamar que nunca más Estados Unidos volverá a las cloacas de la ética. En ese mismo instante, el mundo reconocerá otra vez a su gran referente moral.

jueves, noviembre 17, 2005

El previsible sondeo negativo del CIS para ZP

No es demasiado difícil predecir que el próximo sondeo del CIS sobre la proyección general de voto dará un vuelco a la situación establecida en el último año y medio y otorgará la victoria al PP con un margen sobre el PSOE que oscilará entre el 1,5 y los 3 puntos de diferencia. Tampoco es difícil prever que, pese a ello, Rodríguez Zapatero recibirá una mejor valoración que Rajoy. El resultado del sondeo realizado a algo menos de media legislatura provocará aspavientos felices entre los populares y rostros tristes en los socialistas, amén de interpretaciones de todos los colores y gustos. Puesto que aún no ha aparecido el previsible sondeo, permítanme realizar un ejercicio que podríamos llamar de “pre-análisis de coyuntura”.

Ni la manifestación contra la LOE, ni la religión, ni los múltiples frentes abiertos en la esfera gubernamental (inmigración, ¿negociaciones con ETA?, relaciones con Estados Unidos, crisis europea, problema del Sáhara) serán citados y computados como responsables de la caída del apoyo al PSOE de Zapatero. La única razón será el proyecto de Estatut. Única causa del fuerte descenso socialista. La componente esencial del cambio en la dirección del voto proyectado no pasará por un reforzamiento del PP, sino por un debilitamiento del PSOE. Votantes del PSOE se habrían cambiado –coyunturalmente, de momento- al PP o a la abstención, en tanto Rajoy no habría perdido a ninguno de sus votantes y habría reforzado su papel como líder del partido, pero con votos prestados de difícil arraigo permanente.

En el Estatut está y estará la clave, pues, del futuro. Y en cómo lean e interpreten los datos del sondeo unos y otros. La lectura superficial es obvia: el PP creerá estar en la buena senda, como dicen los resultados, y puede querer insistir en más de lo mismo. El PSOE puede dejarse llevar por el vértigo del descenso y no contemplar que quizás ya ha tocado su suelo. Porque quizás haya una lectura más honda del futuro sondeo. ¿Qué sucederá si el Estatut es aprobado el próximo año y todo lo que hoy es crispación en torno del texto se convierte en acuerdo aceptable? Eso fue exactamente lo que ocurrió con el Estatut de 1979 y lo que pasó poco más tarde, en una situación nacional muy diferente, cierto, no fue precisamente una debacle socialista. Podría ocurrir que dentro de un año, el Estatut hubiese sido recortado convenientemente, limando las aristas que irritan en el resto de España pero con la suficiente amplitud para ser bien aceptado en Catalunya. Y que apoyado en ese pequeño gran triunfo, Zapatero continuara dictando, en un entorno económico de crecimiento continuado, su “agenda social” (la gran fuerza que posee ante sus votantes) al mismo ritmo que hasta ahora. En ese caso lo que el actual sondeo nos habría indicado serían el suelo de Zapatero y el techo de Rajoy, enrocado en su absoluta soledad.

Es probable que este análisis sólo sea “política ficción”, pero también lo es que ambas formaciones hayan hecho ya predicciones similares. De lo contrario, ¿cómo interpretan las dulces palabras de Maragall hacia Rajoy y Piqué, atrayéndoles a pactar el Estatut, y la no menos dulce petición de pacto educativo de Rajoy a Zapatero?

miércoles, noviembre 16, 2005

El pragmatismo en el “asunto chino”

El acuerdo comercial firmado entre China y España tiene sus consecuencias socio-políticas. Para España, este trato de “socio estratégico” que le otorga el país asiático supone la apertura oficial de un gigantesco mercado que podrán aprovechar las principales compañías españolas para incrementar sus negocios y sus beneficios. Pero para China equivale a otro pequeño pasito en su “lavado de cara”, unido a los formalizados con Alemania, Reino Unido, Canadá y Francia. El canje es evidente: beneficios económicos a cambio de legitimidad democrática internacional. Política por finanzas.

Pragmatismo se llama esta figura que ambas naciones acaban de emplear, cada cual en beneficio de sus intereses. Las legítimas protestas de algunos ciudadanos chinos en Madrid contra el régimen de Pekín por su maltrato a los derechos humanos han quedado apagadas ante el pragmatismo de todos. Las propias reticencias españolas y europeas ante el régimen comunista chino se han mencionado sólo de soslayo. El pragmatismo ha vencido. Pero, ¿podíamos esperar otra cosa? O mejor dicho, ¿podía hacerse otra cosa?

El apoyo a China es también una invitación a la democratización, aunque con una tibieza que reconcome. Y una advertencia a Estados Unidos, que ya no puede seguir presumiendo de imperio único ni de referente moral ante lo que le está cayendo y frente a un gigante asiático que crece al 9 % anual de forma recurrente. China como amortiguador de Estados Unidos. Europa como inductor de la imprescindible evolución democrática de China. Unas ecuaciones difíciles y complejas en las que el pragmatismo es el único norte.

martes, noviembre 15, 2005

Era el dinero, efectivamente

A las pocas horas de escribir el post anterior, la vicepresidenta del Gobierno y el portavoz de la Conferencia Episcopal confirmaron, en sendas entrevistas radiofónicas, que la verdadera cuestión en juego es la financiación de la Iglesia. Bingo. "It's the economy, stupid", le dijo Bill Clinton en 1992 a George Bush padre para indicarle qué era lo verdaderamente importante en la carrera por la presidencia. En esas estamos. No es la educación, es la financiación. Ora pro nobis.

lunes, noviembre 14, 2005

La financiación es el motor de los obispos

La manifestación multitudinaria del sábado en Madrid contra la LOE fue convocada por padres, PP y obispos. Esa triple fuente de convocantes no debiera sorprender ni ser causa de deslegitimación. Cada uno de ellos posee su motivación y su legitimidad, aunque son bien distintas y dispares y, en algún caso, incluso tan contradictorias entre sí que bien podríamos decir que alguien se manifestó contra sí mismo. Veamos.

La Confederación Católica de Padres de Alumnos (CONCAPA) y otras similares se manifestaron contra el proyecto de la nueva Ley Orgánica de Educación por discrepancias concretas con la misma: consideran que la ley “rompe” los contenidos comunes; que es blanda con los alumnos que suspenden; que ataca la libertad paterna de elegir centro de enseñanza; que concede a la administración potestad para establecer las condiciones de admisión de los alumnos; que no es necesaria la asignatura de Educación para la Ciudadanía; que no garantiza la asignatura evaluable de Religión; y que hay que incrementar las ayudas económicas a los centros concertados. Bien, es una oposición legítima a puntos concretos de un proyecto de ley. En tanto que representantes de una parte de los afectados por la ley pueden y deben realizar presión social para intentar alcanzar sus objetivos. Hacen bien en manifestarse y lo harán en reunirse con el presidente Zapatero y seguir presionando.

El PP también convocó a la manifestación y tiene perfecta legitimidad para hacerlo. Desde su óptica política, debe oponerse a cualquier acción del Gobierno. El tiempo dirá si esa oposición frontal y rotunda a cualquier acción le resulta beneficiosa o no. De momento parece que sí, pero la política es un arte de equilibrios y no una ruleta de casino: jugárselo todo al negro y par puede suponer una fortuna, pero también un descalabro. El PP ha descubierto la calle y hay que darle la bienvenida a ese tipo de actuación. Se ha manifestado contra los matrimonios homosexuales, contra una hipotética futura negociación con ETA en busca de la paz, y ahora contra el fracaso escolar. Tiene derecho a hacerlo y a hacerlo cien mil veces más. El PP sabrá si convertirse en el “partido del No” le resulta rentable y es prudente. Pero debe cuidar las contradicciones. Se manifestó el sábado contra el “fracaso escolar” (Informe Pisa 2000 y 2003), pero no se percató que el propio PP es parte del problema. Les pondré un ejemplo: mi hijo de 20 años está en tercer curso universitario. Ha estudiado 8 años bajo leyes socialistas y otros 8 bajo leyes populares. El resultado de su formación educativa es fruto de criterios emanados por el PSOE y el PP a partes exactamente iguales. ¿A quien debo atribuir, pues, dicho resultado? En mi caso debo hablar de “éxito escolar” y no de fracaso, tras 16 años de formación iniciada en colegios públicos y privados en Catalunya y Madrid. Pero, ¿a quién agradecer este éxito? Supongo que a PSOE y a PP al 50 %. Luego, ¿qué pretendían Esperanza Aguirre y Pilar del Castillo, ministras de Educación con el PP, protestando en la manifestación? ¿Protestaban contra sí mismas? Ellas también son parte del problema, parte del fracaso (o del éxito, según los casos), y parte esencial. Luego, ¿contra quién se manifestaban? Cuando coreaban “Cero para Zapatero”, ¿no estaban diciendo también Cero para Rajoy, Cero para Esperanza y Cero para Del Castillo? ¿O es que el llamado “fracaso escolar” de toda una generación sólo es atribuible a unos? Que yo sepa, el Informe Pisa 2000, especialmente centrado en lectura, resultó algo mejor que el Pisa 2003 sobre matemáticas. Podríamos coincidir que en el análisis del informe del año 2000 tendría mayor incidencia la política educativa aplicada por el PSOE hasta 1996 que la del PP, que se vería más reflejada en el informe de 2003. Si es así, ¿Mariano Rajoy, Esperanza Aguirre y Pilar del Castillo y todo el PP se manifestaron contra sí mismos?

Los obispos fueron los terceros convocantes de la manifestación. Como el PP, la Conferencia Episcopal ha descubierto la calle, lo que también debe alegrarnos, aunque no se la vea cuando la motivación de la protesta sea la pobreza, el hambre en el mundo, las desigualdades, la integración racial, la violencia de género o las guerras injustas e ilegales. Diré de inmediato que su presencia me parece igualmente legítima, pero también que su motivación está muy alejada de las dos anteriores. En este caso, los obispos han aplicado el principio futbolístico de que “la mejor defensa es un buen ataque”. Los obispos saben bien que la financiación actual de la Iglesia Católica podría incurrir en flagrante inconstitucionalidad como ha venido recordando la Comisión Europea desde 1989. Desde 1988, con gobierno socialista de Felipe González, el Estado sobrefinancia a la Iglesia Católica. No la financian por entero sus fieles, sino el Estado, que complementa con recursos públicos lo que no le aportan sus devotos. En el pasado ejercicio fueron 33 millones de euros y son centenares en la última década. Esta acción de gobierno es una acción inconstitucional a la que muchos votantes del PSOE desearían poner fin. Partidos que apoyan al actual Gobierno también lo desean y una parte de diputados socialistas lo comparten. Los obispos lo saben y han decidido atacar a cañonazos para prevenir el posible final de esta sobrefinanciación, a la que debemos añadir los citados privilegios fiscales en la exención del pago del IVA o la no menor situación de abuso con los profesores de religión, que paga el Estado pero gestiona la Conferencia Episcopal (gestiona y despide). Tres mil millones por año. Lo que ha movido a los obispos a manifestarse el sábado no han sido sus preocupaciones por la educación (que quizás también, no debo juzgarlo yo), sino la defensa rabiosa de sus privilegios económicos. Atacar y colocar contra las cuerdas a Zapatero para evitar un recorte financiero ineludible. Quizás esta explicación les haga comprender mejor porqué las baterías de la COPE están a la máxima potencia. Simplemente están defendiendo las ventajas económicas de sus propietarios.

viernes, noviembre 11, 2005

La suplantación de las ideologías

Los “tories” británicos votan contra el endurecimiento de las medidas carcelarias para presuntos terroristas. El histórico líder laborista israelí Shimón Péres abandona su partido a los 82 años y anuncia que funda una alianza con el primer ministro Ariel Sharon, líder del Likud, partido ultranacionalista de derechas. La República francesa, que durante treinta años alardeó de su modelo de integración arde ahora por los cuatro costados por fracasar precisamente en la integración. El Partido Popular español que abominaba de las manifestaciones callejeras protagoniza una nueva “orgía de la pancarta”, mientras el PSOE sorprende a su militancia al mantener, sostener y reiterar acuerdos financieros de dudosa constitucionalidad con la Iglesia Católica. ¿Dónde han quedado las ideologías? ¿O es que ya sólo importa la coyuntura?

Toni Blair recorta libertades en aras de la incierta seguridad, lo que sería coherente en George W. Bush, pero no cuadra en un laborista británico. Blair suplanta desde la izquierda los postulados de la derecha. Se coloca una careta para ocultar su socialdemocracia y le arrebata los postulados y las ideas a sus rivales conservadores. No pretende mejorar la seguridad del Reino Unido, pues no existe gran diferencia entre detener sin cargos a un sospechoso durante dos semanas o a lo largo de tres meses, sobre todo desde nuestra óptica española donde el período máximo legal es de 72 horas. Lo que pretende Blair es dejar a sus oponentes sin espacio político, sin aire, sin “ideas-fuerza”. Blair quiere arrebatarle a los “tories” la idea de la seguridad. La seguridad es cosa de los laboristas, pretende decir. Por tanto, los conservadores británicos ya no podrán levantar esa bandera y habrán perdido una de sus grandes bazas electorales. Antes perdieron muchas otras, arrebatadas todas por el hábil “premier” de rostro sonriente. La jugada es evidente y la practican todos: apartar del combate al oponente a base de “robarle” las ideas. La coyuntura se impone a la ideología. Quizás esa sea una de las razones por las que andamos todos tan decepcionados. Ya no nos reconocemos en nadie ni en ninguna parte.

jueves, noviembre 10, 2005

Una oportunidad para acabar con la corrupción

Pedro Jota Ramírez ha relanzado ya abiertamente su clásica política de “dossieres” que tan buen resultado le supuso en el trienio 1993-1996 al PP, al colaborar poderosamente en el acceso de José Mª Aznar a la presidencia del Gobierno. Una inmensa crispación colectiva fue el precio a pagar por esa política de “tierra quemada” que el director de “El Mundo” y padrino político de Aznar implantó con mano firme. Esa política vuelve ahora, como bien delata, quien sabe si involuntariamente, “El Periodista Digital” al citar las revelaciones de “El Mundo” sobre un crédito de La Caixa al PSC. Dice el medio digital –nada sospechoso de izquierdista, añadamos- que la información que ocupa la portada de hoy del diario de Pedro Jota es “una información caducada y machacada” pues ya en junio de 2004 la revista “Época” publicó un amplio reportaje sobre las finanzas de los partidos políticos y ahí aparecía ese crédito de 14 millones de euros que el PSC mantiene vivo con La Caixa a un 3% sorprendente para el año 1994 en que se negoció. El reportaje de la desparecida “Época” de Jaime Campany se tituló así: “PP y PSOE, sin blanca”. De ese informe ha extraído y refrito ahora Pedro Jota la parte que le interesa sobre las relaciones entre La Caixa y el PSC, automáticamente relacionadas “por casualidad” según “El Periodista Digital” con el pronunciamiento favorable ayer de la Comisión Nacional de Energía que preside la ex-diputada del PSC Maite Costa a la OPA de Gas Natural sobre Endesa.

Citemos todo lo anterior sólo a efectos de constancia pública del pistoletazo de salida a otra campaña de “dossieres” por parte de Pedro Jota y vayamos al meollo del asunto: la financiación irregular de los partidos políticos. Voy a creer a pies juntillas la información publicada, cuya tesis viene a ser la siguiente: La Caixa financia al PSC y le permite no pagar durante 11 años intereses ni principal de un crédito aprobado a un interés muy inferior al habitual, pero al cabo de un tiempo quiere cobrarse el favor en forma de gran negocio, por lo que utiliza ese crédito como palanca para que el Gobierno en el que José Montilla (secretario general del PSC) es ministro de Industria apoye ciegamente una gigantesca OPA de La Caixa (Gas Natural mediante) frente a Endesa. Como digo, voy a creer por completo dicha información y que todo ha sucedido así. Por tanto, el ministro Montilla, acuciado por un crédito de 14 millones de euros, ha convencido al Gobierno en pleno de las bondades de una operación empresarial valorada inicialmente en 22.500 millones de euros. El poder político acepta que La Caixa invierta (y algún día quizás gane) miles de millones de euros a cambio de que le perdonen, condonen o retrasen los pagos mensuales de 14 millones de euros.

Con la misma credulidad pienso que todos los casos de financiación irregular habidos hasta ahora en España arrojan balances parecidos. Filesa y las comiciones del AVE con Felipe González; Pallerols con Unió Democrática; Naseiro, el Túnel de Sóller, Gescartera y Fabra con Aznar en la Moncloa; Terra Mítica con Camps y la Caja de Ahorros del Mediterráneo; Warner con Gallardón, Esperanza Aguirre y Cajamadrid; Casinos más el 3% con CiU; las máquinas tragaperras con el PNV; las compañías mineras y de la construcción en Castilla y León bajo gobierno autonómico de Aznar; y así a lo largo de 28 años de democracia parlamentaria. Es decir, ha habido escándalos y financiación irregular a diestro y siniestro del arco parlamentario, autonómico y municipal y, en todos ellos, poderes empresariales y financieros han conquistado voluntades políticas. Si todo esto es cierto –y yo sigo sin ponerlo en duda- significa una importante quiebra de la confianza democrática en los gobernantes. El poder financiero lleva años poniendo de rodillas al Estado.

¿Cómo acabar con ello? Resulta bastante sencillo. Basta con reformar la Ley orgánica 3/1987 sobre Financiación de los Partidos Políticos. Pero hacerlo firmemente. El PSOE tiene ya redactada una proposición de ley de reforma que pretende acabar con toda sombra de duda y con cualquier resquicio legal que permita seguir con la financiación irregular. La proposición crea un registro público, fiscalizado y transparente de aportaciones individuales, lo que cierra el camino a las actuales donaciones anónimas; incluye financiación pública, tanto estatal como autonómica y local; plantea que las aportaciones privadas deben limitarse a militantes y simpatizantes de los partidos y a las donaciones privadas de personas físicas con una cuantía máxima; impide las donaciones de empresas privadas; y propone que todas las formaciones políticas se sometan a una auditoria anual por parte del Tribunal de Cuentas, con obligación para terceros (bancos) de remitir la información que soliciten los órganos fiscalizadores. La proposición de ley cierra todos los ‘agujeros negros’ de la actual ley y se basa en las recomendaciones realizadas por el citado Tribunal de Cuentas en 2001, en pleno segundo mandato gubernamental de José Mª Aznar. Sin embargo, el PP (y CiU) ha mostrado hasta ahora su disconformidad con la proposición, en esencia porque acabará con las donaciones anónimas. Pero las donaciones anónimas y de empresas son, precisamente, la fuente que origina todas las corrupciones. De ahí que más que ‘dossieres’ y denuncias casuales lo que conviene hoy es un ejercicio de responsabilidad constitucional para cerrar esta quiebra de la confianza democrática. El PP tiene en esta proposición de ley de reforma que planteará el PSOE en breve la "prueba del nueve" de su apasionado apoyo al consenso constitucional, a la democracia parlamentaria y a la transparencia de los partidos políticos. Veremos.

miércoles, noviembre 09, 2005

¿Qué valores defiende Estados Unidos?

Abu Graihb; el empleo de fósforo blanco y armas químicas en Fallujah; Guantánamo; el ‘gulag’ de las cárceles extraterritoriales; la externalización de la tortura; las falsas pruebas sobre el uranio de Níger; la inexistencia de armas de destrucción masiva en Irak... Una corriente de profunda desconfianza hacia los valores democráticos, éticos y morales que siempre han presidido Estados Unidos recorre el mundo y a fe que de forma documentada. Cualquier guerra sabe a horror y a fracaso, pero quizás la de Irak supera todo lo anterior y no sólo porque desmitifica la imagen de “guerra limpia” que Bush padre y Colin Powell quisieron implantar desde la Guerra del Golfo de 1991 (no hay limpieza en la guerra, sino muerte y destrucción por doquier, aunque la contemples a distancia). La de Irak está siendo la "guerra del deshonor" para Estados Unidos. Su altura institucional, sus principios y valores, su ética y su supremacía moral están rotos y tienen difícil recomposición.

Este va a ser el espeluznante legado de Bush y su turba de ‘neocons’: la quiebra de los valores morales. Tras Bush, el mundo y Estados Unidos será mucho peor y no sólo más peligroso. Peor porque Estados Unidos ha corrompido su propio sistema de valores que tanto y tan bien ha exportado en otras ocasiones. Los hombres libres y valientes que rescataron a Europa del nazismo o que hicieron frente a las dictaduras comunistas se han transformado hoy en carceleros de la muerte y el oprobio, en torturadores sin escrúpulos. Han encarcelado sin pruebas y sin defensa a miles de personas y les han negado incluso la existencia, encerrados en el ‘limbo’ de Guantánamo. Han torturado, humillado y vejado sexualmente a prisioneros en el propio Irak, pero para evitar que algún fiscal quisquilloso se las viera con el Pentágono han decidido exportar el horror y externalizar las torturas, que ya no se practican sobre territorio americano, sino por delagación en Afganistán, Egipto, Jordania, Tailandia y posiblemente sobre tierras europeas, en Polonia y Rumania. Estados Unidos ha mentido, violado convenciones internacionales, falseado pruebas y superado cualquier agresión anterior contra los derechos humanos. Quedaba la “prueba del napalm”, pero Vietnam ya tiene sucesor: Fallujah, donde ya se ha demostrado que los bombarderos emplearon fósforo blanco para quemar vivos a sus objetivos.

Más allá del espanto que produce, lo lamento porque admiro a Estados Unidos y a su sistema democrático. Es admirable que pese a todo, los medios de comunicación acaben denunciando las malas prácticas y que la justicia acabe atrapando a los sátrapas. Dentro del horror, es la única esperanza que queda: que el sistema funcione y acabe encerrando en el pozo de la historia a estos auténticos ‘talibanes del horror’.

martes, noviembre 08, 2005

La soledad del PP

El PP está solo en su pelea contra el nuevo proyecto de Estatut de Catalunya. Solo, pero con sus casi diez millones de votantes. Esta soledad parlamentaria, que no social, del PP no es buena para nadie: ni para España, ni para Catalunya, ni para el viejo Estatut, ni para el nuevo, ni para el PP, ni para el resto de los partidos. La responsabilidad de que el PP se haya quedado solo no es sólo del PP, que también y muy especialmente, sino también del resto de los partidos, que desean que el PP siga solo incluso más de lo que el propio PP lo desea.

El presidente del Tribunal Supremo, Francisco José Hernando, el mismo que en verano justificó tirar a matar contra presuntos terroristas (en referencia al homicidio por la Policía Metropolitana del ciudadano brasileño Jean Charles de Menezes en el metro de Londres), ha sido esta vez prudente, calculador y sensato al hablar del Estatut: “A mí me gustaría que se contase con el Partido Popular; que el PP se implicase en esa reforma”. Esta frase implica bidireccionalmente a todas las partes. A unos, para que hagan el esfuerzo de incorporar al PP al debate sereno. Y al PP, para que abandone su radicalidad y acepte discutir la reforma. Está bien Hernando en esta postura, pues aporta serenidad.

Más tarde añadió otra frase menos lograda: “No se puede hacer una reforma estatutaria (...) que pueda implicar una alteración constitucional a espaldas de 10 millones de españoles (a los que representa el PP), más o menos el mismo número que (los que representan) el resto de partidos”. Aquí no estuvo tan fino. Primero, porque una reforma estatutaria sí puede hacerse, aunque sería mejor que tuviese mayor apoyo. Segundo, porque entrar a comparar el peso de los votos puede desembocar en una incoherencia conceptual. Veamos: en las legislativas de 2004, el PP recibió 9.635.491 votos y el resto de los partidos, 14.902.796. Es decir, el partido que representa a casi 10 millones de españoles está contra el proyecto, pero los partidos que representan a casi 15 millones están a favor. El apoyo a la reforma del Estatut tiene 5.267.305 votos más que la oposición al mismo, un 54,66 % más. No son, por tanto, diferencias escasas que podríamos redondear y reducir a la mínima expresión. El 37,81 % de los votantes españoles se opone al nuevo Estatut, pero el 62,19 % está a favor de su admisión a trámite y posterior discusión. Y contra estas cifras no cabe oponer encuestas, sondeos o estados de opinión. Estas cifras son las únicas que otorgan legitimidad a la representación política y son la esencia de la democracia parlamentaria. Votamos y somos representados en el Parlamento, luego estos partidos y estos diputados son nuestros únicos y legítimos representantes, incluso si algunas de sus opiniones o actitudes han dejado de gustarnos. Pero hasta las nuevas elecciones, éstas son las únicas cifras legítimas: el 37,81 % está contra la admisión a trámite y el 62,19 %, a favor.

Dicho esto, sería bueno que el PP entrase en el debate por el bien de nuestra democracia y de España. Para el constitucionalista Javier Pérez Royo se puede no estar de acuerdo con el (...) Estatut, pero no se puede no estar de acuerdo de la forma en que lo está el PP. Eso supone dejar de existir materialmente como partido político en Catalunya”. Es cierto. He seguido atentamente diversas entrevistas recientes con Josep Piqué y el líder catalán del PP está virtualmente hundido. El proyecto de ‘centrar’ al PP que compartía con Rajoy se está yendo a pique y eso resulta nefasto. España necesita un potente partido de centro-derecha, pero no un potente partido de extrema derecha. No necesita ‘hooligans’ de la política, ni ruido y gritos, sino un moderno y fuerte partido de centro-derecha. Conservador, liberal, sensato y rotundo, pero moderado, prudente y constructivo. Piqué y Rajoy (o Rato y Ana Pastor) simbolizan ese partido que ahora parece estar sojuzgado bajo el fragor y el ruido. Y para que sea alternativa de poder necesita ser capaz de pactar, de compartir gobierno. No puede seguir aferrado a la soledad, por más heroica y mística que parezca.

Alberto Núñez-Feijoo es el candidato más moderno e innovador para suceder a Manuel Fraga (quien, por cierto, ha sido el único ‘popular’ posibilista con el Estatut, ironías del destino político) al frente del PP gallego. Núñez-Feijoo es ‘el candidato’ de Rajoy y acaba de decir: “Yo me veo gobernando si gano las elecciones (gallegas), pero si ganase y me faltasen dos o tres escaños para la mayoría, intentaría pactar con el PSOE o con el Bloque (Nacionalista Galego)”. ¿Alguien se ha rasgado las vestiduras? Quizás en la sede de Génova sí, pero no en la calle pues parece sensato, lógico y oportuno lo que dice este representante del PP más lúcido. Su postura supone un contraste feroz ante esa Esperanza Aguirre que convoca pleno extraordinario de la Asamblea de Madrid no para debatir sobre la sanidad, la educación, el colapso de las carreteras o la violencia juvenil en la Comunidad, sino para discutir ... del Estatut de Catalunya. Comprendo la oportunidad política de hacerlo, pero ese no es el camino de la construcción adecuada de España. Es un sinsentido que Madrid debata en pleno sobre Catalunya y el mismo PP no acepte debatirlo en el Congreso español. Dice Juan José Millás, excelente escritor pero indudablemente radical anti-PP, que el Partido Popular “adorará en tres o cuatro años el Estatut tanto como ahora lo detesta”. No le falta razón en este caso. Para hacer esta afirmación se basa en cómo ha cambiado el PP sus criterios sobre la Constitución, la ley del Divorcio y tantas otras cuestiones que primero aborreció y luego aplaudió o utilizó. Es una afirmación demagógica y excesiva. Todo el mundo tenemos derecho a convertirnos, incluso si antes hemos aborrecido del objeto de nuestra conversión. El PP también. Pero haría bien en entrar ahora en el debate, discutir a fondo y sacar adelante un buen Estatut para la España y la Catalunya que dice defender.

Si el PP no se implica ahora todos perderemos una gran oportunidad. El resto de partidos debe ser consciente también de ello. El “Pacte del Tinell” del tripartito catalán que “veta” acuerdos con el PP es negativo por excluyente. No se puede predefinir un desacuerdo universal con el partido de la oposición. Es una actitud no constructiva y Zapatero debería promover la rectificación de esa predeterminación negativa. Debería esforzarse para incluir al PP en la reforma. Ha dicho José Antonio Martín Pallín, magistrado del Tribunal Supremo, que “por primera vez en nuestra historia estamos en condiciones de discutir, de igual a igual, las bondades o defectos del proyecto de Estatut de Catalunya. Ha llegado el momento de conversar en el pleno sentido de la palabra tan profundamente humana, es decir, hablar unas personas con otras”. Por encima del ruido y el griterío de unos y otros, las gentes sensatas de unos y otros deben hablar, discutir, negociar y cerrar un acuerdo fundamental. De lo contrario, sólo habrá derrotados.

lunes, noviembre 07, 2005

10 años ya sin Isaac Rabin

El extremismo radical judío acabó hace diez años con la vida de Isaac Rabin, el hombre de la esperanza de paz en Oriente Próximo. Los extremos se imitan y los radicales mucho más. Ningún radical palestino ni judío quería convivir en paz porque se repudian y repelen. No aceptan la mutua existencia, pese a tratarse de dos pueblos que han sufrido las peores plagas de la humanidad. Pero ni siquiera las terribles vivencias experimentadas han servido para atemperar el odio, moderar el extremismo y aceptar al prójimo. Hace diez años, uno de esos extremistas, apenas un títere en manos de una conspiración poderosa, acabó con la vida de Rabin y con la esperanza de paz en esa tierra cargada de sangre.

Han pasado diez otoños y la paz continúa congelada, apenas una utopía sin futuro. Con los radicales de uno y otro pueblo matando inocentes. Ahora el amenazado de muerte es Sharon, de nuevo por ultraortodoxos judíos y radicales nacionalistas, pero esta vez no porque busque la paz como antes Rabin. Simplemente por el hecho de reconocer al de enfrente. Terrible símbolo del ser humano, esa franja de Gaza, ese Jerusalén partido, ese muro vergonzoso y ese odio entre dos pueblos incapaces de aceptarse. El hombre es un lobo para el hombre, sobre todo si uno es palestino y el otro israelí. Ojalá dentro de diez años pueda escribir lo contrario: que la utopía de la paz resultó posible en esa tierra que un día fue sagrada.

domingo, noviembre 06, 2005

Tranquil, Jordi, tranquil

Son las 8 y 20 de la tarde del 23 de febrero de 1981. La democracia española y la Constitución que nos hemos dado está prisionera, en manos de unos pistoleros golpistas que dicen actuar en nombre de la unidad indivisible de España, de su destino único en lo universal, de palabras rancias e himnos caducos. Los representantes de nuestra soberanía están encarcelados en el propio edificio donde se simboliza nuestra soberanía como pueblo. ¿Y el pueblo? El pueblo contiene la respiración. Sin noticias del Rey, sin la voz de ningún político, amordazados todos ellos, y con los tanques ya en las calles.

Pero a esa hora, un político feo y bajito levanta su voz, que vuela de radio en radio por todas las tierras de España. Es Jordi Pujol, presidente de la restablecida Generalitat de Catalunya. Acaba de hablar con el Rey, quien sobre el control de la situación le ha dicho: "Tranquil, Jordi, tranquil". Y Pujol difunde el mensaje. Lo hace con contundencia, pero también con serenidad. Serenidad, dice, es lo que hace falta en estas horas importantes.Y aquí estamos, otra vez. Serenidad es lo que hace falta hoy en España, de nuevo. Ni la democracia ni la Constitución, ni siquiera la unidad de España, están en peligro. Sobra ruido y falta debatir sobre las ideas. Pero desde la serenidad. Hagámoslo.

sábado, noviembre 05, 2005

Bienvenido al Caucus

En los Estados Unidos se entiende por caucus la etapa preliminar de las elecciones presidenciales, en la que cada partido político reúne a los candidatos del partido que aspiran a ser presidente. A partir de esa reunión tiene lugar en todos los estados la elección del candidato de cada partido. Computados los resultados de las votaciones en los estados, queda nominado por cada partido el candidato a la presidencia. El presidente resultará de las elecciones finales, a las que se presenta el candidato de cada partido.

La palabra caucus procede del lenguaje Algonquin, una nación india norteamericana, en la que el término caucauasu significa reunión de jefes de tribus. Parece ser que fue el Partido Demócrata el que adoptó primero este término, ya que en su día era muy proclive a incorporar al inglés palabras nativas americanas.

Obtenido de Wikipedia.